KOLKATA

15 horas de tren, incomodas y durmiendo acompanyadas de varias cucarachas que ya han pasado a ser unas de nuestras mejores amigas, fueron necesarias para llegar a esta macrociudad de 15 millones de habitantes, gris, oscura y muy triste.

Todo el mundo nos habia dicho que iba a ser impactante lo que veriamos pero el primer dia consideramos que no era para tanto...Dormimos en la zona de Sudder Street, concurrida por todos los turistas que vienen a esta ciudad. Dimos una vuelta por uno de los parques mas grandes de la ciudad, pero a pesar de llamarse parque era una basta extension de hierba seca donde las cabras pastoraban, los caballos cabalgaban, los indigentes dormian y el suelo era la papelera, un parque igual de deprimente que la ciudad.

Despues de una larga pateada buscando restaurantes decidimos coger un taxi amarillo (los primeros taxis que vemos en la India) que nos llevaria a la calle donde dormimos y en la que tambien comemos... Aqui tambien por primera vez y ultima vemos rickshaws tirados por hombres a pie.

Cansadas ya que estubimos tomando unas cervezas con gente que habiamos conocido, nos retiramos a nuestro cuchitril/zulo, que teniamos como habitacion (adjuntamos fotografia para daros mas envidia). Tuvimos que batallar con un ejercito de hormigas rojas voladoras, pero poca cosa mas, a dormir planas y duras.

Al dia siguiente pillamos el metro, el primero que vemos de la India, que no esta nada mal, aunque se peta siempre y ademas las mujeres estan separadas de los hombres, estas secciones son mucho menos que las de hombres, ya que el numero de estos es considerable, y sabiendo la mano larga que tienen preferimos sentarnos entre saris y bindis...

Nos dirigimos al templo de Kali, una de las diosas hindus mas macabras, alli la atmosfera era muy extranya, la pobreza ahi era aun mas evidente, al entrar, como siempre nos hicieron descalzar, habia una tremenda cola y empujones para entrar dentro asi que obtamos por no entrar, con lo de afuera tubimos mas que suficiente. El suelo de piedra blanca estaba lleno de sangre, que provenia de las cabras sacrificadas para Kali, las cabras chillaban, el cuchillo de carnicero se veia como se alzaba y seguidamente se oia un golpe seco con el que cortaba la cabeza del pobre animal. La gente rezaba en frente de esta zona de sacrificios, al otro lado descuartizaban a las cabras, la gente resbalaba en el suelo, todo un festival de cosas extranyas que nos llego a impactar bastante. Salimos de alli afectadas, pero sin saber como fuimos a parar a Kalighat una de las casas de la Madre Teresa, en concreto la primera, en donde yacian los moribundos, una monja italiana nos ensenyo lo que parecian unos corredores de la muerte, las caras que vimos y los ojos que nos miraron son algo que no se puede explicar. Un lugar triste y gris, como la misma ciudad.

Salimos de alli traumatizadas sin entender nada, con un nudo en el estomago, y el corazon encogido, estubimos mucho rato sin hablar, tan solo dandole vueltas a lo que habiamos visto y replanteandonos nuestra vida y la de los demas. Decidimos ir a un parque para ver si nos tranquilizabamos y podiamos sacar esa sensacion de dentro, pero el parque no era un parque, olia fatal y solo habia basura, nada de buena energia, no habia vida...

Decidimos volver al barrio, donde conocimos a unos cuantos catalanes y espanyoles, algunos de ellos voluntarios en alguna organizacion y otro fotografo, se pusieron a hablar de cosas que habian visto en estos centros y nos dimos cuenta que lo que habiamos visto nosotras y nos habia afectado tanto solo era una decima parte de lo que se puede ver por aqui.

Nos llevaron al barrio musulman para probar una exquisitez que echaremos mucho de menos, los Rabris, un sabor que no se puede describir, y eso que es dulce y a Gina lo dulce poco, pero esto esta insuperable, se parece algo al "mel i mato" en textura pero no en sabor.

En toda la India, y aqui viendo cosas muy impactantes, nuestro estado de animo varia en minutos, pasamos de la exaltacion a la tristeza, y viceversa en breves espacios de tiempo.

Hoy dejamos lo grisaceo para irnos en avion a Chennai, directas al sur, donde ya tenemos ganas de aterrizar y vivir la India de otra manera. El norte esta cargado de emociones y situaciones imposibles de imaginar, y esto "cansa". A ver lo que nos depara el sur...