sábado, 29 de diciembre de 2007

CHIDAMBARAM

El viaje en bus no se hizo muy largo, y enseguida llegamos a nuestro destino. El pueblo no merecia nada la pena pero lo que nos encontramos en el, fue otra de las tantas experiencias de aqui que cuesta explicar. Aquellos templos que habian eran majestuosos, muy coloristas y recargados de deidades hindus.
A parte del exterior el interior fue algo magico, algo que no se puede entender ni queriendo. No hay imagenes ya que estan prohibidas las camaras en el interior.
Llegamos de tarde y entramos en aquel sitio enorme lleno de columnas y brahmanes (sacerdotes del dios Shiva), se caracterizan por ir con un pareo blanco, mayoritariamente de torso desnudo, con collares y con un monyo, y como no, con las lineas blancas y el punto rojo en la frente. Muy misticos. Dentro del templo hacian diversas ceremonias, en salones dorados y plateados, y asi se pasan todo el dia adorando a un mismo dios. Como siempre, estabamos en la hora clave para ver la intensidad de esta religion. En una sala, a las 6, se abre el telon, el tambor y la trompeta suenan, y a ello se unen los canticos y las pregarias de los devotos. Algo que pone los pelos de punta solo de estar ahi presenciandolo. La puja fue corta y se cerro el telon...nosotras seguiamos sin entender nada de nada...











En el sur la comida es diferente, podemos encontrar cosas del norte a las que ya eramos adictas, pero no saben igual. Aqui lo que se lleva son las dosas, las bondas y los vadai...lenteja por un tubo...a parte de la salsa de coco y la de chili que estan tremendas.

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